El Gran Capitán y Granada. En el 500 aniversario de su fallecimiento.
"Tras los pasos del Gran Capitán".
Pablo Rodríguez. El IDEAL de Granada.
Granada, como último acomodo del héroe, honrará su memoria con una serie de conferencias
que detallarán aspectos interesantes de su carrera. Profesores de la
Universidad explicarán su papel como renovador de los ejércitos
nacionales, su participación en batallas y asedios como el Montefrío o
Loja, y los años finales de su vida, entre otras cosas. Serán
conferencias que se alargarán desde el 10 de febrero hasta el 11 de
junio, tal y como anunció recientemente el Ayuntamiento. Mientras tanto,
a la espera del comienzo de las charlas, queda todo un legado de
rincones que recuerdan el paso del Gran Capitán por Granada. Son cinco
lugares clave en su vida, espacios que pueden ser visitados y en los que
Fernández de Córdoba demostró su habilidad como soldado y su lealtad a
la Corona.
Castillo de Montefrío.
Aunque apenas permanecen unos muros en pie, la altura de los restos dan cuenta aún hoy de la gesta que aquel 26 de junio de 1486 se vivió en la localidad.
Las tropas reales, entre las que se encontraba Gonzalo Fernández de
Córdoba, intentaban entonces deshacer el cerrojo defensivo del reino
Nazarí en su frontera norte. La conquista de Moclín, uno de los
bastiones de la zona, determinó a la élite militar cercenar todos los
castillos que quedaban en poder de la Corona granadina.
Uno de los más importantes era Montefrío. Las tropas alcanzaron la
fortaleza el día 20 de junio y al día siguiente se inició un asedio que
se resolvería muy rápidamente. El 21 se inició la tala alrededor del
castillo, un paso previo al comienzo del asalto. Durante varios días,
los ejércitos reales lanzaron varios asaltos con escaso resultado.
Finalmente, Gonzalo Fernández de Córdoba se decidió a colocarse al
frente de la soldadesca y, tras conminarlo a honrar los deseos de los
Reyes Católicos, escaló los muros y se enfrentó personalmente a los
defensores, que capitularon sin más demora.
La conquista de la localidad y los cambios provocados en las primeras
dos centurias de gestión española determinaron la desaparición de
aquella formidable fortaleza. Apenas restan pequeños lienzos de muralla.
Sin embargo, la visita a la Alcazaba de Montefrío sigue siendo
imprescindible para todos los amantes de la historia por su paisaje y
por su condición de escenario de uno de los episodios más vibrantes de
la vida del Gran Capitán.
Alcazaba de Loja.
Loja es una de las ciudades más íntimamente ligadas al Gran Capitán. El héroe militar fue clave en la toma de su fortaleza, un bastión que funcionaba como cerrojo de Granada
en su límite occidental. Pero más allá de lo sucedido en 1486,
Fernández de Córdoba ejerció como alcaide de la localidad hasta sus
últimos días.
El último año de vida del Gran Capitán fue ensombrecido por la
vigilancia a la que el rey Fernando le sometió. Su salida de Nápoles
tras el triste episodio de las cuentas y fruto de las envidias
cortesanas llevó de vuelta al héroe a sus ciudades. En Loja aguardó
durante un tiempo, mientras en la Corte el rey era informado de las
supuestas pretensiones de Fernández de Córdoba de regresar a Nápoles y
alzarse con el reino al completo. Tal y como desvela el profesor Antonio
López Ruiz en su artículo 'Una misión confidencial del alcaide de La
Peza: impedir la huida a Italia del Gran Capitán', el héroe habría
diseñado una estrategia para escapar de la Península y volver a Nápoles,
un lugar en el que mantenía muchos apoyos. Preveía una ruta que
conectaba Loja con Castell de Ferro a través de Archidona y Málaga,
donde dos barcos lo llevarían hasta Italia. Sin embargo, los espías de
la Corona, dirigidos por el alcaide de La Peza, no fueron capaces de
revelar más movimientos de Fernández de Córdoba que los realizados hasta
Archidona, viajes que podrían deberse a su papel como gestor de las
tierras de Loja y alrededores. Tampoco encontraron rastro de los dos
barcos que debían aguardar al militar.
Nunca se sabrá a ciencia cierta si la estrategia fue real o una nueva
invención de los innumerables enemigos que el Gran Capitán tenía en la
corte, pero lo cierto es que el héroe pasó muchos meses de aquel 1515
definitivo en Loja. La ciudad fue una de las últimas que pisó antes de
fallecer, una vecindad que solo abandonó a finales de noviembre para
alcanzar Granada, donde expiraría el 2 de diciembre de aquel año.
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