Artemisia Gentileschi, violada a los 18 años, cuestionada, humillada, menospreciada… Es
lógico que la pintora barroca viera a María
Magdalena un modelo a seguir. Una de las más importantes discípulas de Jesucristo, que ni siquiera entró en
el «dream team» de los 12 apóstoles y hasta fue símbolo de mujer pecadora «que amó mucho». Todos
sabemos lo que quieren decir estas palabras.
La figura
de María Magdalena no interesó
nunca a una institución patriarcal como la Iglesia, pero Gentileschi la retrató en varios de
sus lienzos como mujer fuerte (la mano
derecha de Jesús, nada menos) o empoderada (en extasis, es decir en
orgasmo) o como aquí, mirándonos melancólica después de sufrir todo tipo de
vejaciones. Un icono feminista
que resiste bella y voluptuosa a los embistes del patriarcado.
Triste y
sensual, Magdalena
enseña su hombro, y también su axila, que si nos fijamos recuerda claramente a la
vulva femenina. Sus ojos están llorosos y se apoya en una de
sus manos rendida ante la melancolía, como reza el título del cuadro, una
melancolía que sin duda debía sentir también la artista ante los tormentos que
tuvo que sufrir por el simple hecho de ser mujer.
Podríamos
decir que estamos casi ante un autorretrato de la propia Artemisia.
Fuente:https://historia-arte.com/obras/maria-magdalena-como-la-melancolia
PORCIA hiriéndose en el muslo.
Elisabetta SIRANI. Italia, 1.664.
Título original: Porzia si ferisce alla gamba
Colección particular
Técnica: Óleo (101 × 138 cm.)
Escrito
por: Miguel
Calvo Santos
Elisabetta
Sirani fue una grandísima pintora del
barroco italiano, concretamente de la Escuela de Boloña. Quizás Sirani
no sea todo lo conocida que debiera, pero ahí tenemos para descubrir una
inmensa cantidad de cuadros realizados por ella (y eso Sirani que
murió con solo 27 años…).
Por
supuesto, en la Italia del XVII mucha gente no se creyó que una mujer podía
pintar tanto y tan bien, por lo que Sirani se vio obligada en
más de una ocasión a pintar en público para demostrar la autoría de sus
obras, que ya triunfaban en toda Europa… Porque Sirani
fue además la primera pintora de proyección internacional, con taller propio y
mucha clientela, todo un referente para las mujeres artistas que vendrían
después.
Una de
estas obras es Porcia hiriéndose en el muslo, donde Sirani
representa a la hija de Catón y esposa de Bruto,
uno de los asesinos de Julio César. Porcia se sentía
ninguneada por su marido, que no le contaba nada de la conspiración y para
demostrar que era tan fuerte como un hombre, se cortó el muslo para
demostrar podía mantener el secreto incluso bajo tortura. Bruto,
al ver la herida en el muslo, no volvió a ocultarle nada a Porcia
y le contó con pelos y señales todo en complot.
Al fondo,
unas mujeres trabajan en «sus labores», pero en primer plano Porcia,
estoica, aguanta el dolor con el cuchillo en mano, como Sirani aguantaba el
pincel. Está claro que Elisabetta Sirani quería demostrar con
este cuadro una cosa: que las pintoras son tan válidas como los pintores.
Fuente: https://historia-arte.com/obras/porcia-hiriendose-en-el-muslo
SAN BARTOLOMÉ.
José de Ribera.1630.
Esta obra del tenebrista español que tanto se distancia en modelos,
mensaje y modo de expresar su rebeldía de su admirado italiano, nos
pinta aquí, con una más que acabada pintura, a un anciano de mirada estremecedora. Es el gesto de un hombre de fe. Su exterioridad trasmite pobreza,
pobreza a los ojos de los hombres de este mundo, más sus ojos y sus
manos, fieles mensajeros de lo que esconde el alma, trasmiten una
mística «determinada determinación».
Es San Bartolomé, que sostiene con su mano derecha el cuchillo, apenas visible por las tinieblas, con que será desollado vivo y convertido en mártir cristiano.
No es un fanático religioso desafiando pasar por el cuchillo a quien
contradiga su creencia, es un mártir dispuesto a pasar su cerviz bajo
el cuchillo del enemigo para probar y defender con su propia vida la
verdad en la que cree.
Testimonio de voluntad, que no busca convencer, sino conmover. Ribera, de acuerdo con la ortodoxia católica, pinta innumerables cuadros de santos y mártires, motivo fundamental tanto de la pintura como de la escritura devocional y apologética de la llamada Contrarreforma.
A través de ellos se reflejaba de forma peculiar y ajena a toda
argumentación racional, por lo extraordinario de tales «efectos»
obrados sobre sus personas, la presencia de otro orden, invisible e
interior a ellos, que no era, ni podía ser el de este mundo.
La ejemplaridad de sus vidas y la increíble sujeción de sus
voluntades a lo divino, conformaban así las mejores «señales» o
huellas con que dar a conocer a aquellos que no tenían experiencia de
ello, cómo se había manifestado la presencia divina.
Evangelizador y fundador del cristianismo en Armenia. Patrón de curtidores, es
símbolo de aquel que se deja literalmente la propia piel por afirmar su voluntad y su fe en sus obras. Se dice que
Miguel Ángel escogió a este santo como modelo para retratarse en él tras
su sacrificial obra de la capilla Sixtina.