domingo, 7 de febrero de 2021

Poema de la semana (XIV).

 












Queridos lectores hoy compartimos con vosotros unos bellos versos de una querida poeta gallega: Rosalía de Castro (1837-1885). Han sido elegidos por nuestra alumna de 2º ESO F, Cecilia Muriel Fernández.
 
     Rosalía tenía una gran habilidad para la escritura y la poesía; muchas de sus historias están llenas de tristeza y melancolía. Nunca gozó de una buena salud porque tenía muchos dolores y enfermedades que le hacían pasar mucho tiempo en cama. Sin embargo, nada de esto hizo que dejase de escribir. Durante su vida Rosalía llegó a escribir más de 50 poemas y otras obras literarias como La hija del mar (1859), El primer loco (1881), Costumbres gallegas (1881), Ruinas (1866) o El domingo de ramos (1881). Sus obras han sido traducidas al francés, al ruso, al alemán, e incluso al japonés.
      “Adiós ríos, adiós fuentes” (Cantares gallegos) es uno de sus poemas más importantes. Expresa el dolor de los emigrantes gallegos, que tienen que abandonar su tierra para buscarse un futuro mejor.

ADIÓS RÍOS, ADIÓS FUENTES
Adiós, ríos; adiós, fuentes;
adiós, arroyos pequeños;
adiós, vista de mis ojos,
no sé cuándo nos veremos.
Tierra mía, tierra mía,
tierra donde me crié,
huertecilla que tanto amo
higueruelas que planté.
Prados, ríos, arboledas,
pinares que mueve el viento,
pajarillos piadores,
casitas de mi contento.
Molino entre castaños,
noches de luz de luna
campanitas timbradoras
de la iglesia del lugar.
Zarzamoras de las zarzas
que le daba yo a mi amor
caminos de los maizales
¡adiós para siempre adiós!
¡Adiós, gloria! ¡Adiós, contento!
¡Casa donde yo nací,
dejo mi pequeño pueblo,
por un mundo que no vi!
Dejo amigos por extraños,
dejo vegas por el mar,
dejo en fin, cuanto bien quiero…
¡quién pudiera no dejar!
[…]
Adiós, adiós, que me voy,
hierbas de mi camposanto,
donde padre se enterró,
hierbas que he besado tanto
mi tierra que nos crió.
[…]
Ya se oyen lejos, muy lejos
campanas del manzanal
para mí, ¡ay! pobrecillo
nunca más me tocarán.
[…]
¡Adiós también, ay querida…
Adiós por siempre quizás!
Te digo este adiós llorando
desde la orilla del mar.
No me olvides, ay querida,
si muero de soledad…
tantas leguas mar adentro…
¡Adiós mi casa!, ¡mi hogar!

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Su versión en gallego es hasta más bonita y musical.

Adios, ríos; adios, fontes;
adios, regatos pequenos;
adios, vista dos meus ollos:
non sei cando nos veremos.

Miña terra, miña terra,
terra donde me eu criei,
hortiña que quero tanto,
figueiriñas que prantei,

prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento,
paxariños piadores,
casiña do meu contento,

muíño dos castañares,
noites craras de luar,
campaniñas trimbadoras
da igrexiña do lugar,

amoriñas das silveiras
que eu lle daba ó meu amor,
camiñiños antre o millo,
¡adios, para sempre adios!

¡Adios groria! ¡Adios contento!
¡Deixo a casa onde nacín,
deixo a aldea que conozo
por un mundo que non vin!

Deixo amigos por estraños,
deixo a veiga polo mar,
deixo, en fin, canto ben quero...
¡Quen pudera non deixar!...
 
     Nació en Santiago de Compostela (España) el 24 de febrero de 1837 y falleció el 15 de julio de 1885 en Padrón (España). Fue una poeta y novelista aclamada por haber escrito sus obras tanto en castellano como gallego. La vida de Rosalía, al menos los primeros años, fueron muy duros porque era hija de un sacerdote y una mujer muy pobre. Los sacerdotes no podían casarse ni tener hijos, por lo que él nunca le dio apoyo económico ni la reconoció. Durante sus primeros años de vida tuvo que vivir con sus tías en una aldea de Galicia y ahí fue donde aprendió la lengua, costumbres y cultura gallega. Al poco tiempo se mudó a Madrid, donde publicó su primer libro de poesía: La Flor (1857). Entre sus obras más grandes están Cantares gallegos, Follas Novas y En las orillas del Sar, escritas en gallego y castellano a la vez.
 

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