España se despide del
carbón con el cierre de todas las minas
Los 26 últimos yacimientos tienen que cerrar el 1 de
enero o devolver más de 500 millones de ayudas. Nueve de las 15 centrales
térmicas que queman este contaminante combustible dejarán de funcionar en 2020
EL PAÍS, Manuel Planelles, 29 diciembre del 2018.
Y el fin de
la minería del carbón en España llegó. El 1 de enero las 26 explotaciones de
Asturias, Aragón y Castilla y León que quedaban en España –de las que ya solo
12 estaban en producción– tendrán que cerrar o devolver los más de 500 millones
de euros que han recibido de ayudas públicas. A ese cierre se comprometió el Gobierno con la Comisión Europea a principios
de esta década, cuando Bruselas concedió la prórroga final a una actividad
económica deficitaria que lleva más de 30 años de ocaso en España. En noviembre ya
solo quedaban 2.046 trabajadores adscritos al régimen especial de la minería
del carbón, frente a los 51.420 que había en 1985. Y el 90% del carbón que se
quema en España para producir electricidad se importa ya de otros países como
Colombia o Rusia.La generación de electricidad con este combustible –el
principal uso que se le da ahora al mineral– está también en el punto de mira
de las políticas medioambientales por ser altamente contaminante. Además, esta
actividad acumula alrededor del 15% de todos los gases de efecto invernadero de
la economía española.
Las normas
europeas van encaminadas a hacer desaparecer las centrales de carbón. Desde
hace años funciona un mercado de emisiones que ahora obliga a las plantas a pagar más de 20 euros por cada tonelada de CO2 que
expulsan a la atmósfera. La previsión es que ese precio siga aumentando.
Además, Bruselas pone cada vez más trabas a los Estados a la hora de dar
subsidios encubiertos a las plantas.
Millones de
toneladas de CO2 equivalente emitidas en 2017
Fuente: Carbunión y Comisión Europea. EL PAÍS
Todo esto
hace que las centrales de carbón sean cada vez menos atractivas. De hecho, las
eléctricas han emprendido una carrera en España por deshacerse de unas plantas
viejas que necesitan de costosas obras si quieren seguir operando. De las 15
centrales que queman carbón que hay ahora en España –y que este 2018 han
generado el 14% de la electricidad del país– nueve cerrarán en el próximo año y
medio. Al menos, es lo que quieren sus propietarias. Iberdrola y Endesa ya han
presentado al Gobierno la petición para clausurar cuatro de sus plantas.
Naturgy –antigua Gas Natural– presentará en breve la misma petición para otras
tres de sus centrales. Y sin plantas térmicas el futuro de la minería, que ya
estaba trazado desde principios de esta década, es aún más negro.
Bruselas
aceptó en 2010 –tras las presiones de España y Alemania– que las minas
deficitarias siguieran recibiendo ayudas públicas. Pero la condición principal
de este pacto –que afectaba principalmente a España, Alemania y Rumania– era
que los yacimientos tenían que cerrar el 31 de diciembre de 2018 como máximo.
Si, llegada esa fecha, las explotaciones querían seguir operando, tendrían que
poder hacerlo sin soporte público y devolver todas las ayudas recibidas.
El cierre
de las minas en Alemania –fijado por el mismo plan de Bruselas– se vivió hace
una semana de forma solemne. “Terminó un capítulo de nuestra historia”, dijo el
primer ministro del Land de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, durante
los actos de clausura del último yacimiento de hulla del país. Mientras, en
España, lejos de ese funeral de Estado que le dieron los alemanes a su
minería, los presidentes de Asturias, Aragón y Castilla y León se reunieron el miércoles
con la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, para pedirle que
presione a las empresas para “alargar” la vida de las centrales y de algunos
yacimientos.
Solo dos
compañías mineras han mostrado interés ante el ministerio por seguir operando.
Hijos de Baldomero García –empresa de El Bierzo (León), que cuenta con unos 25
empleados– y Samca –compañía turolense que tiene unos 150 trabajadores–. Al
margen de estas dos privadas, la sociedad pública Hunosa (que tiene un millar
de mineros aún en Asturias) sostiene que seguirá operando un pequeño pozo que
no ha recibido ayudas públicas.
MINAS QUE OPERABAN EN 2018
Producción
en 2017, en miles de toneladas
Fuente: Carbunión y Comisión Europea. EL PAÍS
El problema
lo tienen las dos empresas privadas. Por un lado, deben presentar un plan para
devolución de las ayudas que han recibido para el cierre desde 2011. Hijos de
Baldomero García debe reembolsar 8,35 millones de euros y Samca, 8,5 millones,
según fuentes del Gobierno. Al margen de si son capaces o no de devolver esos
fondos, el principal escollo ahora sería a quién le venderán el carbón en un
futuro inmediato. Hunosa prevé que lo que extraigan se queme directamente en
una pequeña planta que posee. Pero en el caso de las dos minas de León y
Teruel, las dos grandes centrales térmicas que tienen más cerca está previsto
que cierren en el próximo año y medio, según la solicitud que ha presentado su
propietaria, Endesa.
Trabajadores en el Régimen especial de la minería del carbón.
A la
espera aún de una ley de cambio climático
“Desgraciadamente cerramos el año sin una ley de cambio
climático”, lamentaba este viernes Asunción Ruiz, directora de la ONG
ecologista SEO/BirdLife. El compromiso del Gobierno era que el anteproyecto de
esta norma llegara al Congreso antes de que acabara el año, pero eso no ha
ocurrido. En esa norma se fijarán los objetivos generales de reducción de las
emisiones de gases de efecto invernadero del país, que en gran parte vienen
fijados por las políticas de la Comisión Europea. España participa en las
cumbres del clima —donde se establecen esos objetivos de reducción de emisiones—
dentro del bloque de la Unión Europea, que es la que fija las metas globales
para los todavía Veintiocho. Luego, los Estados se reparten los esfuerzos para
cumplir con el objetivo común de la UE.
Pero, al margen de las medidas que incluya la ley de cambio
climático, que el Congreso ya pidió en 2011 al Ejecutivo, donde realmente tiene
que mojarse el actual Gobierno es en el plan de energía y clima que tiene que
presentar ante la Comisión Europea. También estaba previsto que ese plan
estuviera listo este 2018, y también se ha incumplido ese plazo.
Este plan es importante porque fijará las políticas de España de
aquí a 2030. Por ejemplo, en ese proyecto se debe fijar el fin de la generación
de electricidad con carbón, lo que supone el cierre de todas las térmicas la
próxima década. Pero lo más polémico, y complicado, es la decisión que el
Ejecutivo de Pedro Sánchez ha de tomar con las nucleares: si fija el cierre
total cuando cumplan los 40 años o permite que alarguen su vida.
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